A Olga Lemebel, mi abuela materna, madre soltera y ternura errante.
A Violeta, la mujer que me dio la voz.
A Carmen Berenguer, por la amistad de su pluma indomable.
A Francisco Casas, por las " Yeguas del Apocalipsis» y las huellas de ese carnaval ceniciento.
A Polo Escárate, le decíamos la Pola Negri.
A Elías Jamet, vivía en la calle París.
A Néstor Perlongher, nos encontramos en Valparaíso, la última vez.
A Juan Edmundo González, lo despedí en el Paseo Ahumada, vitrineando
A Sigifredo Barra, recuerdo su sombrero con cinta de leopardo.
A la bendita suerte.
A la peligrosa pasión.
A tantos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario