viernes, marzo 17, 2006

A modo de presentación (De perlas y cicatrices)

Este libro está dedicado a Violeta Lemebel, Pedro Mardones P. Paz Errázuriz, Soledad Bianchi, Jean Franco y a todas mis compañeras de Radio Tierra, quienes en todo el tiempo de su mensajera elaboración, aportaron con su cariño para que este proyecto se viera realizado.

Han pasado casi dos años, desde que Raquel Olea y Carolina Rosetti me dieron un lugar en la programación de esta emisora de mujeres para que echara a volar estos textos en el espacio "Cancionero", un micro programa de diez minutos, dos veces al día, de lunes a viernes, donde este puñado de crónicas se hicieron públicas en el goteo oral de su musicalizado relato.

El espectro melódico que acompañó este deshilvanado collar de temas, es amplio y tan imprevisible como una discoteca memorial pulsada desde el control técnico por Marcia Farfán, a quien reitero mis agradecimientos. El producto de esta experiencia, no podría contenerlo la documentación letrada que en el paralelismo gráfico de este libro se imprime como muda pauta.

El resto, la puesta en escena ambiental, el gorgoreo de la emoción, el telón de fondo pintado por bolereados, rockeados o valseados contagios, se dispersó en el aire radial que aspiraron los oyentes. Así, el espejo oral que difundió las crónicas aquí escritas, fue un adelanto panfleteado de las mismas. Apenas un gesto auxiliar en la metafórica repartija de la voz. Ahora, la recolección editora enjaula la invisible escritura de ese aire, de ese aliento, que en el cotidiano pasaje poblador, alaraqueaba su disco discurseante en los retazos deshilachados del pulso escritural.

Este libro viene de un proceso, juicio público y gargajeado Nuremberg a personajes compinches del horror. Para ellos techo de vidrio, trizado por el develaje póstumo de su oportunista silencio, homenajes tardíos a otros, quizás todavía húmedos en la vejación de sus costras. Retratos, atmósferas, paisajes, perlas y cicatrices que eslabonan la reciente memoria, aún recuperable, todavía entumida en la concha caricia de su tibia garra testimonial.

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