martes, noviembre 07, 2006

Sybila Arredondo (o una chilena en el exilio peruano de la sombra)

De ella poco se sabe en su destierro «al este del paraíso». Tampoco las cartas son aves bienvenidas para la brutal prohibición que tiene de leer o escribir en su mudo castigo. Cada año, el seco invierno limeño escarcha de polvo la pequeña cuenca enrejada de su ventana penal, amenazando derribar el temple de su pensar libertario. Pero ha pasado en manadas el tierral de las décadas y ella sigue sin volver, enjaulada en esa fría celda como un pájaro peligroso, mientras la eterna espera mutila el tedio de su orgullosa soledad. Y es que de siempre, Sybila fue así, ya de niña remarcada en el perfil de su desmelenado gesto, ya de joven fresca y en su alborotado afán de creer en un mundo justiciero y novelesco, ya de mujer cuando los verdes años le revoloteaban en las páginas de los libros, conviviendo con la literatura, alternando día a día con los grandes personajes que visitaban su casa. Los amigos de su madre, Matilde Ladrón de Guevara, escritora y yunta de Pablo Neruda con Matilde Urrutia. Tal vez por eso, la literatura fue un reino paralelo que espejeaba su cotidiano, un sueño de mundo posible, discurseado en la lírica ebria de los poetas. Una utopía de mundo impulsada por los versos de Jorge Teillier, susurrados en su oído en los eructos del alba. Y así el amor la encadenó al corazón de ese joven sonámbulo de trenes, el lánguido poeta Teillier, un adolescente flacuchento cargando pesados libros que contrapesaban el culebreo etílico de su pendejo vaivén. Y quizás, para Sybila, ese primer matrimonio enmarcó de rosas sepias su primer enlace con la literatura, cuando de tan jóvenes, las tardes de domingo campaneaban en los brindis con Enrique Lihn, y tantos amigos de la pareja que retozaban los almuerzos en la mesa del patio, en esas doradas tardes riendo y jugando con Sebastián y Carolina, los pequeños hijos que resultaron de esa florida pasión.

Algún eco de esas risas vuelve a retratar a la Sybila de ese tiempo, castaña y altiva con un chispazo de gallarda ética en su mirar risueño. Ese mismo gesto que descubrió José María Arguedas, el escritor peruano, cuando la conoció en una conferencia que vino a dictar en la Universidad de Chile. Por entonces, ya el matrimonio con Jorge Teillier había sucumbido y Sybila trabajaba en la Librería Universitaria, a un costado de la casa de Bello, por esa Alameda de marchas y mítines obreros, entre Arturo Prat y San Diego. «Por esa veredita de oro con luz de luna o de sol», llegaba José María a buscar a Sybila, bastante más joven que él, para pololearla con el fulgor mestizo de su bella pluma. Él ya era famoso y reconocido entre los grandes de las letras latinoamericanas. Pero junto a Sybila, al fuego vital de su indómita presencia, Arguedas se acurrucaba como un tímido zorro falto de cariño.

Así la pareja decidió anudar las cintas lacres de sus vidas en la dupla amorosa y americanista que desde ese momento embanderaría su destino. Juntos partieron a Lima donde establecieron su hogar y su trabajo cultural en la ciudad de los virreyes. Pero esa Lima de entonces, con calles de adoquines y «sonrisas con rubor», una ciudad tajeada por el crudo contraste social de indígenas a medio cubrir por los harapos y pituquines del embeleso limeño, los soberbios paseantes del Miraflores palogrueso y tradicional, esa clase que se sentía dueña del talento de Arguedas por haberle entregado las claves de la literatura occidental. Esos limeños de tez clara, descendientes del yugo español, nunca aceptaron que una chilena se casara con Arguedas, su mayor escritor, y menos que lo fuera politizando hacia lugares tan extremos que incluían la revolución armada y la confrontación social.

Y es que este país ya está confrontado, ya está escindido por la injusticia, le comentaba Sybila a José María mientras caminaban por los verrugosos callejones de la Lima criolla. Mira esta ciudad de esclavos y niñeras incas de uniforme, sirviéndoles el té a toda esa clase patricia de lisuras intelectuales y aristócratas, le repetía ella con una brasa de rabia en sus ojos de fuego azuceno. Aquí la gran masa de indios y pobres es humillada y explotada por unas cuantas familias burguesas. Tú eres un cholo, y sólo te aceptan como indio ilustrado.

Y no pasó mucho tiempo hasta que los pasos de Sybila se encaminaron junto a la bronca indigenista de la izquierda peruana. Eran épocas de nacimientos y desates armados, de guerrillas y brotes insurrectos en toda la América plebeya. Y Sybila se sumó a ese derrame como ayudista, correo y protectora de jóvenes, estudiantes y mujeres indígenas que militaban en el proscrito Sendero Luminoso. Una guerrilla con tendencia maoísta, el movimiento revolucionario más fuerte y numeroso organizado en Perú, y que durante mucho tiempo puso en riesgo la estabilidad conservadora de esa nación. Y fueron varios los personajes políticos e intelectuales que adhirieron a esa causa, principalmente del ámbito académico, de la Universidad de San Marcos en Lima, donde Arguedas ejercía su labor docente. El escritor, ya bastante mayor, y afectado de una oscura depresión, visitaba continuamente Chile para atenderse con la psiquiatra Lola Hoffman, pero aun así, nunca logró salir de ese negro pozo que más tarde lo llevaría al suicidio en la misma casa de Chosica que compartía con Sybila.

A la muerte de Arguedas, Sybila esperaba un hijo de un militante de Sendero, hecho afectivo y quizás compartido por José María, que el tribunal peruano utilizó suciamente en su contra cuando fue presa y condenada duramente por su participación en la guerrilla. Desde allí el cielo se nubló para Sybila Arredondo, condenada por traición a la patria, ya que ella había adoptado la nacionalidad peruana al casarse con Arguedas. Luego de varios años, la solidaridad de conocidos escritores latinoamericanos que abogaron por Sybila, logró su libertad, pero pronto volvió a caer presa al descubrirse sus contactos con antiguos amigos de Sendero Luminoso. Sybila no supo entonces que era vigilada por los perros de la inteligencia militar y sin saberlo, contribuyó a la captura de varios senderistas.

Desde ese momento, tal vez por la dura represión que recibió Sendero Luminoso, su accionar se tornó más violento, más explosivo, al incendiar la sierra peruana con su senda dinamitera. Y en esa escalada suicida cayeron inocentes, muchos campesinos que fueron pasados por el paredón tras el paso acosado de la guerrilla. Y en Lima, los continuos bombazos dejaron una estela trágica de niños y mujeres reventados por la pólvora. Y sin duda, el glorioso movimiento maoísta que alguna vez hizo soñar a las multitudes proletarias e indigenistas, decepcionó incluso a muchos que en los inicios habían apoyado y participado de esa armada ilusión.

Por hoy, la suerte de Sybila Arredondo no ve futuro, ni siquiera cuando la presión de su madre ante el gobierno de Aylwin logró que Fujimori le concediera la expatriación a cambio de que ella renunciara a la nacionalidad peruana. Pero Sybila se negó y eligió prolongar su condena en esa polvorienta prisión de Chorrillos, cerca de Lima. Y ahí está todavía, su larga trenza nevada se ilumina de sol media hora cada día, el único tiempo que le permiten salir al patio para ver el sol, y en esos contados 30 minutos de vigilancia extrema, Sybila enseña francés y filosofía a sus compañeras de prisión. Pero el sol cruza fugaz, como un cometa navideño para ella, y luego la retorna a la oscuridad de su mazmorra, donde borda el silencio de su injusta relegación. Así transcurre su larga noche tras las rejas en el desolado paisaje de Chorrillos, esperando como una niña el regalo mezquino de esa tajada de sol que le otorga la justicia peruana. El tiempo lento se desplaza como una cuncuna enferma por el desierto horizonte que ven los ojos de Sybila envejecida, pero aún de pie, aún resistente tras los altos muros de esa cárcel para presos políticos de Perú, otro socavón sin alma donde la crueldad judicial deja amohosarse el esqueleto vivo de Sybila Arredondo; una flor cautiva, una amapola canosa, privada del mundo en ese mortal escalofrío de tinieblas y desamor.

NOTA: Sybila Arredondo fue liberada en el 2003, cinco años después de que se publicara por primera vez esta crónica en la revista Punto Final.

15 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Todo muy bonito. Todo bien escrito. Bien poético y hasta diría que vuestra prosa describe a una heroína que es ejemplar hasta el desmadre. Lo único que le faltó es corregir: sendero no fue un grupo de guerrillas, sino de terroristas. Pero además faltó agregar que Sendero Luminoso, como grupo terrorista, fue una banda sanguinaria que desapareció indefensas poblaciones indigenas. ¿eso lo hubiera aprobado J. M. Arguedas, él que amaba tanto sus origenes?. Es evidente que no.

Que Sybila Arredondo sea chilena o no, es algo accesorio, sin mayor importancia. Realmente nunca tuvo mayor importancia que no sea verla apoyar (desde su poca capacidad intelectual) un proyecto fundamentalista y delirante.

7:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por poner esta informacion sobre la situacion de Sybila. Me alegra muchisimo saber que esta libre hace unos anos. Para mi toda la cuestion de lo que paso en Peru en ese tiempo esta aun en un proceso de entendimiento. Tomara anos entender toda la constelacion de loque paso en un marco amplio. A demas eso es Historia. Entiendo posiciones de algunas personas y las respeto aunque no las comparto. Soy pacifista, y tengo hermosos recuerdos de Sybila cuando vivio en Huancayo. En la casita de la esquina primero y luego se mudaron, son recuerdos hermosos y lo mas bello es que recibi carino y atencion de ella. Yo recurdo a ella como persona, como mama, como dama. Para mi que era nina en aquella epoca me parecia que ella tenia un gran empeno y esfuerzo en su trabajo en la biblioteca de la universidad, en fin recuerdo hechos agradables y buenos. El articulo que se presenta muestra otro lado de la historia que bueno, dice algo pero no mucho de una persona. Un gran beso para ti Sybila, y para Carolina mi carino de siempre.Mimi

7:50 p. m.  
Blogger Unknown said...

claro hermoso, asi son las gerrillas , lo mismo hubieses escrito si mataban a algun familiar tullo,no q pena q la dejaron salir, si tan solo murieron casi 20.000 personas por la gerrilla nooooo,se ubiese quedado de por vida.

10:28 p. m.  
Anonymous coco f.r. said...

Gracias por su libertad.
Donde quiera que estes, un abrazo para ti Sybi; quien no te conocio no sabe lo que dice.
Guardo el recuerdo vivo de ti a poco llegada a Lima, con Carolina y Sebas; tambien del dia fatal en que almorzariamos con Jose luego del trabajo de la libreria. Todo estaba escrito; aun me pesa el remordimiento por las cartas a don Gonzalo Lozada y Hugo Blanco que Jose me pidio enviar, luego aparecerian en el Zorro de arriba y el zooro de abajo.
Vive siempre.

3:07 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

A pesar del maltrato
que Sybila padecio en las carceles del Peru, cosa que la vuelven mas simpatica y respetable, hay un aspecto de su personage que me interpela y es su relacion con la memoria de J'ose Maria Arguedas. Se presenta como la abnegada viuda dedicada al estudio y la defenza de la obra de tan insigne esposo (cuasi como Georgette , extrordinaria mujer,viuda de Cesar Vallejo). Solo que Sybila , muerto Arguedas ha tenido no solo marido sino progenitura del que nunca hace allusion(nadie la reprocha) .Pero utilisar el nombre del escritor peruano mas apreciado Es indecente cuando se utiliza como una coartada

4:31 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Texto bien escrito pero lleno de imprecisiones: Lugares, fechas, etc. Y una idealización del personaje que raya con la insensibilidad para con un pueblo pobre que fue el que más sufrió con el accionar del grupo terrorista. Vale como ficción.

11:39 p. m.  
Anonymous Melancox said...

Sybila es tan gran mujer, como Sadan Hussain era bue padre. Alli estan los testimonios de sus hijas, amigos, y hasta maestros. Lo mismo con Lorie Berenson. Mujeres cultas y de sensibilidad social, que solo ven y oyen lo que quieren ver y oir, acorde a su pensamiento de buena fe, como muchos de los que escriben. Pero me di el tiempo de leer los documentos y esta mujer si estuvo involucrada hasta el tuetano con Sendero. Con Arguedas habra compartido la indignacion por la situacion en el campo, pero su mentalidad no es la misma, es mas idealista, y hasta represiva. el objetivo a toda costa

7:24 p. m.  
Anonymous melancox said...

Sybila es tan gran mujer, como Sadan Hussain era bue padre. Alli estan los testimonios de sus hijas, amigos, y hasta maestros. Lo mismo con Lorie Berenson. Mujeres cultas y de sensibilidad social, que solo ven y oyen lo que quieren ver y oir, acorde a su pensamiento de buena fe, como muchos de los que escriben. Pero me di el tiempo de leer los documentos y esta mujer si estuvo involucrada hasta el tuetano con Sendero. Con Arguedas habra compartido la indignacion por la situacion en el campo, pero su mentalidad no es la misma, es mas idealista, y hasta represiva. el objetivo a toda costa. Mujeres como ellas crecen espiritualmente consiguiendo cosas que en sus lugares de origen nunca hubieran imaginado. En USA el imperio de la ley castiga mas fuerte, condena de frente al comunismo, y el servicio de inteligencia esta mejor equipado, asi que hubiese estado presa desde la universidad. Me pregunto que tan involucrada habra estado Sybilla en la situacion de los Mapuches. Aventuras de Indiana Jones en tierras lejanas donde puedan practicar sus idealismos, bonitos en los blogs de gente nueva, pero aburridos y odiosos para mi generacion.

7:30 p. m.  
Anonymous Picon said...

Por eso se suicidió jma, sabía que se venían los terrucos de sendero luminoso

12:26 p. m.  
Blogger azucena said...

La figura de Sibila para los escritores de Chile es aeñera y este es el homenaje de lemebel a esta gran mujer. Algunos movimientos revolucionarios se inician imbuidos en altos principios y los derechos humanos de los más pobres se deben defender siempre. Sea en Chile, en Perú, en Estados Unidos, países citados. Creo en el movimiento que desestabiliza el sistema y logra sus objetivos.Un ejemplo: Chile y su regreso a la democracia después de la violenta tortura y muerte oficiada por la dictadura. En Perú y Colombia se radicalizan los movimientos por la fuerza del poder que mata de hambre y analfabetismo a su pueblo. Estoy con el presidente Mujica quien considera de vital importancia la educación que es la palanca del progreso. También lo son las mejoras laborales. Esto es lo que crea el espíritu de reivindicación de los derechos del trabajador, minero, agricultor,etc. Esto es lo que llevó a Sibila a luchar por sus hermanos peruanos pobres, de los otros algunos ricos los más egoistas y desclasados que defienden lo indefendible y si Arguedas no hubiese sino Grande en su escritura habría sido subvalorado por su defensa de los indios de su región.Los que critican a Sibila no tienen los más mínimos principios cristianos: AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, ajeno a que crea o no en una religión, es un principio de vida en común Y no le hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran. BIEN POR LEMEBEL POR DAR A CONOCER A UNA GRAN MUJER.

2:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Mmmmm

8:40 a. m.  
Anonymous Raymundo said...

Una visión idílica de Sybila y de Sendero, llena de inexactitudes.
Para comenzar la idiota afirmación de que Sybila estaba embarazada, con el beneplácito de Arguedas cuando éste se suicida. El autor se debería haber tomado el trabajo de escapar del chisme limeño haciendo una cuenta simple: ¿cuándo nació el hijo de Sybila y cuándo se mató el escritor? Verá que hay año y medio de distancia.
Además, el padre del niño nunca fue senderista, todo lo contrario.
Lean: "Dias de Sol y Silencio".

8:42 a. m.  
Blogger Unknown said...

Hola,
primero que nada muchas gracias por el archivo
no he podido encontrar los libros por ninguna parte en mi país.

Una duda. tendrás por ahí la crónica de CARMEN SORIA (O LA ETERNA LUCHA DE UN ATICO MIRAR)? Esa pareciera que no existe en tu blog aunque sí está el link, te agradecería mucho que la volvieras a subir

Gracias muchas!

8:09 p. m.  
Anonymous Adrián said...

Al margen de comprensibles inexactitudes delSr.Lemebel debo remarcar que Sibila es ejemplo de tenacidad y desprendimiento absoluto para abrazar ideales en pos de un mundo justo,humano donde el pan,la salud y los derechos lleguen atodo los seres de la tierra.A los independistas que nos legaron nuestra America libre les llamaban traidores ala estabilidad virreynal,a los revolucionaris franceses les tildaron de bandidos y asesinos,ellos lograron los derechos humanos que rige el mundo actual.Ahora son asesinos y terroristas.Mientras subsista este salvaje capitalismo siempre habrá gente bien nacida que se mueva por nobles causas.Saludos SIBILA,adelante, no te detengas.

2:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Este articulo esta lleno de muchas imprecisiones, me pareció hasta risible lo de "seco invierno limeño"

1:29 a. m.  

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